
La Reina Beatriz sorprende al populoso barrio 'Jordaan' con una visita
Un punki con un pañuelo anaranjado en su abrigo de cuero, un admirador que le pide espontáneamente un beso a la Reina en el Jordaan: un estupendo Día de la Reina en Ámsterdam. En el centro, los puestos de vendedores profesionales y particulares vivieron una jornada de oro. Pero el rastrillo del Jordaan se convirtió, de forma imprevista, en la mejor atracción. La reina Beatriz, sus tres hijos y el príncipe Claus decidieron darse una vuelta por el mercadillo del Jordaan.
El descarado ciudadano consiguió su beso real, numerosos ciudadanos estrecharon las manos de los monarcas, y les ofrecieron sus regalos. Pero también los escépticos se dejaron oír. "Ésa no es la verdadera Reina", aseguraba una señora. "La Reina está en Kampen y Genemuiden. Seguro que se trata de dobles contratados por algún bromista." Pero se equivocaba. La reina se gastó un florín en el mercado, donado por el alcalde Van Thijn, y prosiguió su inesperado viaje.